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Pharrell Williams debuta para Louis Vuitton con cuadros, píxels y logos

Pharrell Williams debuta para Louis Vuitton con cuadros, píxels y logos

La casa de modas Louis Vuitton, aplicó la arriesgada estrategia de poner en frente de una colección a un cantante que no tiene formación especializada en moda, sin una trayectoria consolidada en el sector y sin haber ejercicio antes ningún cargo de relativa similar importancia, ni dentro ni al frente de ningún equipo creativo. Una apuesta ciertamente osada que terminó por deslizarse bajo la atenta mirada de personajes como Naomi Campbell, Maluma, Lewis Hamilton, Kim Kardashian, Jared Leto, Lebron James, Rihanna o la de la pareja formada por Beyonce y Jay-Z, quienes terminaron ocupando un lugar de honor junto al mismísimo Bernard Arnault, quien se encargó así de este modo de analizar en detalle los diseños de esta colección, presentada en el marco de un esperado desfile cuya organización terminó por acordonar, desde a media jornada, buena parte de los muelles que rodean al Sena, desde Pont Neuf hasta la plaza de la Concorde.

Arrancada ya la presentación, al ritmo de una composición original compuesta a base de temas firmados por el propio Pharrell Williams, por la magistral actuación en directo del pianista chino Lang Lang, por la de Clipse y por la del coro de gospel de Virginia, estado natural del creativo, Voices of Fire, y en lo que terminó culminando en una actuación protagonizada por Pharrell Williams y Jay-Z, terminaron así por desfilar sobre la superficie del Pont Neuf las prendas de una colección diseñada por Williams, para el mismo Williams.

El resultado, es la imagen de una Louis Vuitton que, al menos en lo que respecta a sus colecciones masculinas, se acaba de abrir a una etapa que la aleja de su perfil más “chic” y delicado, para abrirse a esa profusión de “maxilogos”, acabados dorados y de excesos. La idea de Williams fue el pixelado, aunque se refirió a esta técnica como “damier meet camo” . Pudimos verla en las botas de agua que combinaban con el traje de apertura, en una chaqueta sesentera sin solapas de tres botones Pierre Cardin, en parkas con capucha o en todo tipo de mochilas y maletas, como la media docena que se paseó por la pasarela en un carrito de golf.

La propuesta tuvo una paleta cromática dominada por las mismas tonalidades en marrones, grises y en verdes hierba que precisamente se encargaban de perfilar el estampado “camuflaje” que terminó por protagonizar la apariencia de buena parte de los diseños. Una suma de elementos visuales que se defendían como una muestra de la “sensibilidad” de Williams hacia el mundo natural, en lo que no obstante se terminó de traducir en una manera demasiado rebuscada de poner en valor esa relación, precisamente en un momento en el que lo peor de la guerra ha vuelto a sacar a la luz en Europa la parte menos “sincera” del uso del estampado camuflaje. Un motivo que, en el marco de esta colección, sí es cierto que adquiere un valor algo más delicado en las prendas que, rechazando su lado más abstracto para abrazar su vertiente más figurativa, reflejan lo que parece el follaje de las ramas de unos bosques.

Luxury and Lifestyle Editor, amante de la moda y experta en marketing Digital

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